Todo comenzó plácidamente. El día, soleado, alimentaba la expectación de los hinchas sangregoristas.
Al final del partido los hinchas habían hecho ya todas las digestiones habidas y por haber, de tal manera que ese día bonito y soleado del principio se había convertido en una mañana de sábado de mierda...
El pitero chufló finalmente y todo el mundo se puso camino de enderezar por fín el sábado ese....
Aunque fuera simplemente respirando aire limpio paseando camino del vestuario.